PECES VOLADORES
Viniste a casa, escuchamos
tus próximos hits;
no me gustó la forma
de mis piernas en el espejo,
me sorprendió el relieve
que marcó la luz de tubo
en tus pómulos,
casi te pregunto ‘qué hacés acá’
pero preferí ofrecerte un vaso de jugo.
Hay unos peces que vuelan
para que no los atrapen
para protegerse,
para ver adentro y
afuera de las cosas,
creo en la evolución
sin embargo
(o quizás por eso)
estamos acá entre la tarde y la noche
con vista a la cúpula de un edificio histórico
desde un edificio sin historia
en el sillón de pana marrón de alto tránsito,
dándole aire a una conversación trivial
sobre el perro de no sé quién
y las vacaciones de tu madre con sus amigas,
para que esto crezca sin explotar.
Compartimos un lenguaje
que por ahora lo usamos
para hablar de la coyuntura;
nuestros sentimientos más profundos
no están acá con nosotros,
no los trajimos a este reencuentro
aislado, improvisado,
aunque amenazan con invadir este living,
que también es dormitorio y cocina,
como los murciélagos que escucho a la noche
cuando me olvido de cerrar la ventana;
no voy a aguantar en Recoleta mucho tiempo,
está lejos de mi vida y cuando se vacían las oficinas
el cementerio conquista todo el barrio.
De Volcán
Viniste a casa, escuchamos
tus próximos hits;
no me gustó la forma
de mis piernas en el espejo,
me sorprendió el relieve
que marcó la luz de tubo
en tus pómulos,
casi te pregunto ‘qué hacés acá’
pero preferí ofrecerte un vaso de jugo.
Hay unos peces que vuelan
para que no los atrapen
para protegerse,
para ver adentro y
afuera de las cosas,
creo en la evolución
sin embargo
(o quizás por eso)
estamos acá entre la tarde y la noche
con vista a la cúpula de un edificio histórico
desde un edificio sin historia
en el sillón de pana marrón de alto tránsito,
dándole aire a una conversación trivial
sobre el perro de no sé quién
y las vacaciones de tu madre con sus amigas,
para que esto crezca sin explotar.
Compartimos un lenguaje
que por ahora lo usamos
para hablar de la coyuntura;
nuestros sentimientos más profundos
no están acá con nosotros,
no los trajimos a este reencuentro
aislado, improvisado,
aunque amenazan con invadir este living,
que también es dormitorio y cocina,
como los murciélagos que escucho a la noche
cuando me olvido de cerrar la ventana;
no voy a aguantar en Recoleta mucho tiempo,
está lejos de mi vida y cuando se vacían las oficinas
el cementerio conquista todo el barrio.
De Volcán
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