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domingo, 30 de diciembre de 2018

Caballito de Patricia Úbeda de Almería



Caballito, esto no es un poema no es un epitafio no es una tumba en donde respires como las flores

Dicen que murió un caballo.Blanca Andreu
y mi amor que no es un caballo ni una quemadura,Federico García Lorca 
Caballito, no quiero que agonices sobre la nieve incinerada de amapolas.
Caballito, no quiero que los parásitos de agua se aniden en tus pestañas de hierro.
Espero que la luna no raje tu vientre de leche y alondras.
Caballito, no quiero que me veas llorar, tengo los ojos infectados
de llanto, de hormigas y  martillos que golpean tu vientre encendido de nubes.
Caballito, las polillas que salen de  mi cuarto van a memorizar  tu nombre
y la lluvia va a dibujar tus dientes en mi garganta.
Caballito, no serás una quemadura de hielo en mis mejillas
no serás una quemadura de leche
en el pico de una gallina enferma de insomnio.
Caballito, los niños mañana vendrán a traerte flores, aquellas que solías
comer cuando eras la desembocadura de mi nacimiento.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Carlos Catena Cózar



Carlos Catena Cózar (Jaén)
Poeta y traductor interesado en traer al castellano a autores que son totalmente desconocidos en nuestro país. Aunque nació en Jaén y reside en Granada, también ha vivido en Canadá y Alemania. Como él, su poesía es cosmopolita:

Toman la mirada de Mahoma contra el mal de ojo
la mano de su hija contra el atentado suicida
aceptan el riesgo de besar a los santos
aunque va contra Dios
confían en amuletos
aunque matan por Dios
ellos también tienen miedo

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martes, 25 de diciembre de 2018

Dafne Benjumea, Sevilla Como un personaje de Rulfo


Filóloga y editora en Oculta Lit. Sus artículos sobre literatura suelen estar centrados en temas de género, así como en el descubrimiento de nuevos talentos. Este es un fragmento de 'Como un personaje de Rulfo':

Sentada espero al hombre que prometió un globo y
como un personaje de Rulfo:
todos los días
todas las horas
todas las partes rugen
con un lazo azul en el cabello.





lunes, 24 de diciembre de 2018

Andrea Abreu López




MENSTRUACIÓN

Menstruación es el nombre secreto de la sangre.JUDY GRAHN
Menstruar es el silencio en cuclillas
sobre lo blanco del váter
Es tener sangre pero no tener heridas
Es aquella chica de 4ºC
dirigiéndose a las demás
como una señora de ochenta años
Menstruación es 45 mililitros de vida contenidos en una
toallita higiénica
Es callar secar doblar tirar y esconder el delito
Es la forma de exultar el odio
Menstruación es un milagro muerto que yace
en las bragas.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

Sergio Carrión Mueres entre mi beso

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Mueres entre mi beso
perezco yo en tu aire
¡si las lágrimas nos quedasen, regaríamos los campos!
¡Quisiera regarlos por última vez!
Es tan urgente nuestra urgencia
¡tan urgente nuestro latido!
Olvidé tu nombre por ello, te llamo con los ojos
olvidé tu mirada entonces me quedó el océano,
él también se expande hacia recovecos de mí que 
desconozco.

Sergio Carrión (Valencia, 1993)
La voz del valenciano se debate entre la narrativa y la lírica, por eso sus poemas son torrenciales. De esa voz torrencial nació Cónica de un atentado emocional, publicado recientemente por EspasaEsPoesia




martes, 18 de diciembre de 2018

ASTILLAS DE ENDOMETRIO de ANDREA ABREU LÓPEZ

Esta es la versión más fiel de mı́misma:
un animal que brama y se retuerce
en su íntima miseria.
*
Como las nucas de las flores
mi cuerpo‐péndulo es un aspersor
en las horas nocturnas.
*
cada 28 días
exilio del endometrio
hacia las cavidades subterráneas del mundo.
*
vagido entre las piernas
savia roja de los troncos de los árboles.
*
Me encorvo sobre la taza del váter
seco lágrimas de despedida.
*
Lo único que duele es el silencio
las manos manchadas y ni una sola palabra.
*
ellos no sangran
por eso ellos dicen que no
debo hablar de mi sangre.
*
Ahı́ está
envuelta y oculta
junto a los otros desechos del cuerpo.
*
Tomad y bebed del cáliz sagrado
Esta es mi copa menstrual:



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domingo, 16 de diciembre de 2018

Si hablase de ti no pronunciaría. Yolanda Castaño




Si hablase de ti no pronunciaría
las sílabas supremas
pero besas bien y me gusta estar contigo.
Mi verde con tu azul.
Delirio de ramas.
Mi verde con tu azul.

Me abstengo de pronunciar esas sílabas sublimes
pero me gusta cómo abrazas y tu pelo hace juego con mi vestido.
Tus dedos patinan en mis medias.
Mi verde con tu azul.



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sábado, 15 de diciembre de 2018

2. Nana de agua Beatriz Hernanz Angulo Premio Adonais de poesía



Nana, niña, nana.
La nieve envejecida de la plaza.
Amaina el fiel invierno
en la luz cansada de diciembre.
Se duerme tu nombre, niña,
en una ciudad de silencios de agua.

Nana, niña, nana.
el tiempo se disfraza con tu infancia.
Y con calma trágica,
detiene a aquel gato rubio y solo,
domestica tus sonrisas,
deshila los volcanes más huraños.

Nana, niña, nana.
El mar está elocuente en esta noche.
Con su camisa blanca,
canta, aterida, la sirena,
en la raíz de las sombras,
-camelias de sangre y de relámpagos-.

Nana, niña, pena.
Niña, nana, agua.




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jueves, 13 de diciembre de 2018

Octavio Paz

La poesía 3
Octavio Paz 

¿Por qué tocas mi pecho nuevamente?
Llegas, silenciosa, secreta, armada,
tal los guerreros a una ciudad dormida
quemas mi lengua con tus labios, pulpo,
y despiertas los furores, los goces,
y esta angustia sin fin
que enciende lo que toca
y engendra en cada cosa
una aridez sombría.

El mundo cede y se desploma
como metal al fuego.
Entre mis ruinas me levanto
y quedo frente a ti,
solo, desnudo, despojado,
sobre la roca inmensa del silencio,
como un solitario combatiente
contra invisibles huestes.

Verdad abrasadora,
¿a qué me empujas?
No quiero tu verdad,
tu insensata pregunta.
¿A qué esta lucha estéril?
No es el hombre criatura capaz de contenerte,
avidez que sólo en la sed se sacia,
llama que todos los labios consume,
espíritu que no vive en ninguna forma,
mas hace arder
todas las formas
con un secreto fuego indestructible.

Pero insistes, lágrima escarnecida,
y alzas en mí tu imperio desolado.

Subes desde lo más hondo de mí,
desde el centro innombrable de mi ser,
ejército, marea.
Creces, tu sed me ahoga,
expulsando, tiránica,
aquello que no cede
a tu espada frenética.
Ya sólo tú me habitas,
tú, sin nombre, furiosa substancia,
avidez subterránea, delirante.

Golpean mi pecho tus fantasmas,
despiertas a mi tacto,
hielas mi frente
y haces proféticos mis ojos.
Percibo el mundo y te toco,
substancia intocable,
unidad de mi alma y de mi cuerpo,
y contemplo el combate que combato
y mis bodas de tierra.

Nublan mis ojos imágenes opuestas,
y a las mismas imágenes
otras, más profundas, las niegan,
tal un ardiente balbuceo,
aguas que anega un agua más oculta y densa.

La oscura ola
que nos arranca de la primer ceguera,
nace del mismo mar oscuro
en que nace, sombría,
la ola que nos lleva a la tierra:
sus aguas se confunden
y en su tiniebla
quietud y movimiento son lo mismo.

Insiste, vencedora,
porque tan sólo existo porque existes,
y mi boca y mi lengua se formaron
para decir tan sólo tu existencia
y tus secretas sílabas, palabra
impalpable y despótica,
substancia de mi alma.

Eres tan sólo un sueño,
pero en ti sueña el mundo
y su mudez habla con tus palabras.
Rozo al tocar tu pecho,
la eléctrica frontera de la vida,
la tiniebla de sangre
donde pacta la boca cruel y enamorada,
ávida aún de destruir lo que ama
y revivir lo que destruye,
con el mundo, impasible
y siempre idéntico a sí mismo,
porque no se detiene en ninguna forma,
ni se demora sobre lo que engendra.

Llévame, solitaria,
llévame entre los sueños,
llévame, madre mía,
despiértame del todo,
hazme soñar tu sueño,
unta mis ojos con tu aceite,
para que al conocerte, me conozca.





lunes, 10 de diciembre de 2018

El deseo a pedir viene que os vea... Luis de Camóes, Portugal


Plaza Luis de Camóes en Lisboa


"Pede o desejo..."

El deseo a pedir viene que os vea.
No sabe lo que pide; está ofuscado.
Tanto mi amor, Señora, es afinado,
que no es dable saber lo que desea.
Cosa no hay por mínima que sea
que no quiera tener perenne estado;
al deseo no urge lo deseado,
para que nunca falle su tarea.

Mas, este puro afecto en mí no medra;
y como es ley para la ruda piedra
buscar su centro por naturaleza,

lo mismo el pensamiento por la humana
parte que de mí toma, se avillana
para incurrir, Señora, en tal flaqueza.




Versión de Carlos López Narváez






viernes, 7 de diciembre de 2018

Carlos Marzal. La pequeña durmiente





La pequeña durmiente

No es que el mundo esté bien: es que no existe.
No hay nada alrededor:
sólo tu sueño.
Nada tiene más ley que tu abandono,
tu suave abjuración ,
la dulce apostasía que te ausenta.
No hemos fundado el mundo: nunca cambia.
Pero este cuadro es nuevo
-padre e hija-,
porque sólo el amor es diferente,
sin por ello dejar de ser lo mismo.
El anchuroso mundo, que no importa,
gravita en torno a ti: lo has imantado,
y vive irreprochable hacia tu brújula.
Lo innúmero se rinde a tu unidad sencilla.
Durmiente flor desnuda en mis palabras,
adormidera de los desencantos,
prístina amapola pálida.



De "Metales Pesados" 2001


Tomás Segovia. Besos





Besos

Mis besos lloverán sobre tu boca oceánica
primero uno a uno como una hilera de gruesas gotas
anchas gotas dulces cuando empieza la lluvia
que revientan como claveles de sombra
luego de pronto todos juntos
hundiéndose en tu gruta marina
chorro de besos sordos entrando hasta tu fondo
perdiéndose como un chorro en el mar
en tu boca oceánica de oleaje caliente
besos chafados blandos anchos como el peso de la plastilina
besos oscuros como túneles de donde no se sale vivo
deslumbrantes como el estallido de la fe
sentidos como algo que te arrancan
comunicantes como los vasos comunicantes
besos penetrantes como la noche glacial en que todos nos abandonaron
besaré tus mejillas
tus pómulos de estatua de archilla adánica
tu piel que cede bajo mis dedos
para que yo modele un rostro de carne compacta
                                                                   idéntico al tuyo
y besaré tus ojos más grandes que tú toda
y que tú y yo juntos y la vida y la muerte
del color de la tersura
de mirada asombrosa como encontrarse en la calle con
                                                                              uno mismo
como encontrarse delante de un abismo
que nos obliga a decir quién somos
tus ojos en cuyo fondo vives tú
como en el fondo del bosque más claro del mundo
tus ojos que tú no conoces
que miran con un gran golpe aturdidor
y me inmutan y me obligan a callar y a ponerme serio
como si viera de pronto en una sola imagen
toda la trágica indescifrable historia de la especie
tus ojos de esfinge virginal
de silencio que resplandece como el hielo
tus ojos de caída durante mil años en el pozo del olvido
besaré también tu cuello liso y vertiginoso como un tobogán inmóvil
tu garganta donde la vida se anuda como un fruto
                                                              que se puede morder
tu garganta donde puede morderse la amargura
y donde el sol en estado líquido circula por tu voz y tus venas
como un cogñac ingrávido y cargado de electricidad
besaré tus hombros construidos y frágiles como la ciudad
                                                                         de Florencia
y tus brazos firmes como un río caudal
frescos como la maternidad
rotundos como el momento de inspiración
tus brazos redondos como la palabra de Roma
amorosos a veces como el amor de las vacas por los terneros
y tus manos lisas y buenas como cucharas de palo
tus manos incitadoras como la fiebre
o blandas como el regazo de la madre del asesino
tus manos que apaciguan como saber que la bondad existe
besaré tus pechos globos de ternura
besaré sobre todo tus pechos más tibios que la convalescencia
y que pesan en el hueco de mi mano como la evidencia
                                                              en la mente del sabio
tus pechos pesados fluidos tus pechos de mercurio solar
tus pechos anchos como un paisaje escogido definitivamente
inolvidables como el pedazo de tierra donde habrán
                                                                      de enterrarnos
calientes como las ganas de vivir
con pezones de milagro y dulces alfileres
que son la punta donde de pronto acaba chatamente
la fuerza de la vida y sus renovaciones
tus pezones de botón para abrochar el paraíso
de retoño del mundo que echa flores de puro júbilo
tus pezones submarinos de sabor a frescura
besaré mil veces tus pechos que pesan como imanes
y cuando los aprieto se desparraman como el son
                                                                      en los trigales
tus pechos de luz materializada y de sangre dulcificada
generosos como la alegría de aceptar la tristeza
tus pechos en donde todo se resuelve
donde acaba la guerra la duda la tortura
y las ganas de morirse
besaré tu vientre firme como el planeta Tierra
tu vientre de llanura emergida del caos
de playa rumorosa
de almohada para la cabeza del rey después de entrar a saco
tu vientre misterioso cuna de la noche desesperada
remolino de la rendición y del deslumbrante suicidio
donde la frente se rinde como una espada fulminada
tu vientre montón de arena de oro palpitante
montón de trigo negro cosechado en la luna
montón de tenebroso humos incitante
tu vientre regado por los ríos subterráneos
donde aún palpitan las convulsiones del parto de la tierra
tu vientre contráctil que se endurece como un brusco
                                                           recuerdo que se coagula
y ondula como las colinas
y palpita como las capas más profundas del mar océano
tu vientre lleno de entrañas de temperatura insoportable
tu vientre que ruge como un horno
o que está tranquilo y pacificado como el pan
tu vientre como la superficie de las olas
lleno hasta los bordes de mar de fondo y de resacas
lleno de irresistible vértigo delicioso
como una caída en un ascensor desbocado
interminable como el vicio y como él insensible
tu vientre incalculadamente hermoso
valle en medio de ti en medio del universo
en medio de mi pensamiento
en medio de mi beso auroral
tu vientre plaza de todos
partido de luz y sombra y donde la muerte trepida
suave al tacto como la espalda del toro negro de la muerte
tu vientre de muerte hecha fuente para beber la vida
                                                                   fuerte y clara
besaré tus muslos de catedral
de pinos paternales
practicables como los postigos que se abren sobre
                                                                       lo desconocido
tus muslos para ser acariciados como un recuerdo pensativo
tensos como un arco que nunca se disparará
tus muslos cuya línea representa la curva del curso de los tiempos
besaré tus ingles donde anida la fragilidad de la existencia
tus ingles regadas como los huertos mozárabes
translúcidas y blancas como la vía láctea
besaré tu sexo terrible
oscuro como un signo que no puede nombrarse sin tartamudear
como una cruz que marca el centro de los centros
tu sexo de sal negra
de flor nacida antes que el tiempo
delicado y perverso como el interior de las caracolas
más profundo que el color rojo
tu sexo de dulce infierno vegetal
emocionante como perder el sentido
abierto como la semilla del mundo
tu sexo de perdón para el culpable sollozante
de disolución de la amargura y de mar hospitalario
y de luz enterrada y de conocimiento
de amor de lucha a muerte de girar de los astros
de sobrecogimiento de hondura de viaje entre sueños
de magia negra de anonadamiento de miel embrujada
de pendiente suave como el encadenamiento de las ideas
de crisol para fundir la vida y la muerte
de galaxia en expansión
tu sexo triángulo sagrado besaré
besaré besaré
hasta hacer que toda tú te enciendas
como un farol de papel que flota locamente en la noche.









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martes, 4 de diciembre de 2018

Madre, llévame a la cama... de Miguel de Unamuno




Madre, llévame a la cama.
Madre, llévame a la cama,
que no me tengo de pie.
Ven, hijo, Dios te bendiga
y no te dejes caer.

No te vayas de mi lado,
cántame el cantar aquél.
Me lo cantaba mi madre;
de mocita lo olvidé,
cuando te apreté a mis pechos
contigo lo recordé.

¿Qué dice el cantar, mi madre,
qué dice el cantar aquél?
No dice, hijo mío, reza,
reza palabras de miel;
reza palabras de ensueño
que nada dicen sin él.

¿Estás aquí, madre mía?
porque no te logro ver...
Estoy aquí, con tu sueño;
duerme, hijo mío, con fe.



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