¿Cómo era?
La puerta, franca.
Vino queda y suave. Ni materia ni espíritu. Traía una ligera inclinación de nave y una luz matinal de claro día.
No era de ritmo, no era de armonía
ni de color. El corazón lo sabe, pero decir cómo era no podría porque no es forma, ni en la forma cabe.
Lengua, barro mortal, cincel inepto,
deja la flor intacta del concepto en esta clara noche de mi boda,
y canta mansamente, humildemente,
la sensación, la sombra, el accidente, mientras ella me llena el alma toda. |
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